Los animales nocturnos son una parte importante de un safari. No en vano, muchas especies salvajes se muestran más activas a partir de la puesta de sol así que si quieres conocer bien la fauna de África merece la pena perder unas horas de sueño y hacer una ruta bajo las estrellas.
Existen dos diferencias fundamentales entre un safari nocturno y otro que se realiza a la luz del día. La primera de ellas, y la más evidente, es que necesitarás añadir a tu equipo cosas como ropa de abrigo, linternas y cámaras capaces de sacar fotos o grabar en condiciones de baja luminosidad.
En segundo, como ya hemos apuntado al principio, está la cuestión de qué animales pueden verse de noche. Por ejemplo, depredadores como los leones, las hienas o los leopardos suelen salir de caza cuando el sol se oculta. Esto supone un cambio interesante respecto a contemplarlos descansando a la sombra durante el día.
Puede que te estés preguntando si un safari nocturno reúne las condiciones adecuadas de visibilidad. La respuesta a esta cuestión no es sencilla ya que todo depende de cómo te desenvuelvas en entornos oscuros y de las herramientas con las que cuentes. Unos prismáticos de visión nocturna son un complemento indispensable para esta clase de aventura.
Si vas acompañado de un guía de safari con suficiente experiencia no tendrás que preocuparte por las normas de seguridad o la dificultad añadida de encontrar animales que se camuflan entre las sombras. Haz caso a las recomendaciones del personal que te acompaña y todo irá como la seda.
Al igual que en un safari tradicional, no debes olvidar que los animales que ves están en su hábitat y pueden reaccionar de formas imprevisibles si no actúas con cuidado. No estás en un zoológico sino en plena naturaleza y eso exige una dosis extra de precaución y responsabilidad.
En definitiva, contemplar en plena acción a los animales nocturnos que pueden verse en un safari es una forma original de descubrir las maravillas de países como Kenia y Tanzania. ¡Deja que la luna ilumine el camino!