Hacer un safari de acampada es una gran experiencia pero no todo el mundo piensa igual. Por este motivo, vamos a ver algunos de los pros y contras de esta forma de viajar. ¿Eres de los que les gusta dormir bajo las estrellas o prefieres las comodidades de un lodge?
En Kenia y Tanzania es habitual encontrarse con zonas de acampada públicas y privadas. Aunque a primera vista puede parecer lo contrario resulta que es mucho más económico alojarse en áreas privadas. Esto es así porque las zonas públicas se hallan ubicadas en el interior de los parques y reservas. Estar en contacto directo con la naturaleza es un lujo que se paga.
Por otro lado, las zonas de acampada privadas suelen estar dentro de complejos de mayor tamaño como hoteles o lodges. Esto te da más libertad a la hora de eligir si prefieres dormir al raso o en una habitación interior. Además, en cualquiera de los dos casos no renunciarías a las comodidades de un alojamiento turístico.
Ir de safari de acampada tiene sus ventajas. Pasar la noche en plena naturaleza disfrutando del ambiente y del sonido de la vida salvaje posee cierto encanto. Y encima no se pierde tiempo en desplazamientos por lo que se le saca más partido a nuestra estancia en África.
Otra de las razones por las que escoger este estilo de viaje es que te permite pasar más tiempo con los tuyos y sin renunciar a conocer gente nueva. El viaje no termina al final de la jornada y siempre puedes charlar con el guía o el conductor sobre todo lo que has visto y aprendido.
Optar por una tienda de campaña supone menos gasto que si reservamos en una cadena hotelera pero lo que realmente importa es la libertad que se consigue a cambio de renunciar al confort de una cama. Puedes hacer pequeñas variaciones en tu itinerario para no dejarte nada por explorar aunque por supuesto te recomendamos pedir consejo a la agencia que hayas contratado.
Llegados a este punto ya conoces los principales beneficios de ir de camping en territorio africano pero este modo de viajar no está exento de riesgos y privaciones. Estar rodeado de fieras no es del agrado de algunos. No es extraño que el temor haga acto de presencia a pesar de estar en un entorno relativamente controlado. El sentido común y observar rigurosamente las normas de seguridad son la clave para evitar accidentes indeseados.
Tampoco hay que dejar de lado el hecho de que un safari es extenuante. Al acabar el día lo que más te apetece es darte una buena ducha y descansar sobre un mullido colchón. Nada que ver asearte en duchas comunes y meterte en un saco de dormir extendido sobre el suelo.
Cargar la batería de dispositivos como el teléfono móvil o la cámara de fotos también puede ser peliagudo. En un camping puede haber paneles solares que suministren la energía necesaria para este tipo de cosas pero ten en cuenta que en África pueden ocurrir imprevistos. Llevar baterías de repuesto no está de más.
Después de leer este artículo esperamos que ya sepas si un safari de acampada es lo mejor para ti. Es la eterna duda entre el espíritu aventurero y las ganas de disfrutar del lujo y las atenciones que se brindan en un hotel. ¡Tú decides!

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